El próximo 17 de enero se realiza la primaria presidencial interna de la Democracia Cristiana (DC) para definir el (o la) abanderado (a) del partido. Votación sobre la que existe cierto temor por la baja participación que podría darse producto del Covid-19 y las restricciones sanitarias.
La colectividad, más allá de aquello, confirmó que se enfrentarán dos candidatos del partido: la senadora Ximena Rincón y el exministro de Obras Públicas, Alberto Undurraga. En La Fontana conversamos con la parlamentaria para conocer sus motivaciones, propuestas y cómo ve la unidad en la centroizquierda.
En el sector, ya se asoman Heraldo Muñoz, Francisco Vidal y Jorge Tarud como precandidatos del Partido Por la Democracia (PPD). En el Partido Radical (PR), se confirmó a Carlos Maldonado. En el Partido Socialista (PS) a Álvaro Elizalde y otra aspirante que Rincón valora: se trata de la exministra Paula Narváez. Opción esta última que tomó vuelo ayer tras conocerse el respaldo de la expresidenta, Michelle Bachelet.
“Maravilloso que otra mujer entre al ruedo de la presidenciales, creo que necesitamos voz de mujer. Así que bienvenida Paula a esto”, comentó la legisladora DC al ser consultada al respecto en CNN Chile.
Consultada por nuestro medio acerca de lo que la impulsa a este desafío electoral, Rincón manifiesta: "Mi motivación no es otra que creer que es posible canalizar el esfuerzo de miles de mujeres y hombres humanistas cristianos, que han entregado su vida a simplemente construir un mejor país. Con la Democracia Cristiana daremos la pelea por un Chile inclusivo, igualitario y justo. Esto es lo que más me motiva: tener la posibilidad de ponerme al servicio del país y encabezar un gran esfuerzo comunitario, donde ningún camarada sobra y donde nadie tampoco es imprescindible. Este es un desafío comunitario no personal, que tiene que ver con generar una revolución en dignidad. Si no lo hacemos, será muy difícil crecer y desarrollarnos como país".
-¿Qué le parece competir en una interna DC con Undurraga para escoger al abanderado de la colectividad?
-Con Alberto haremos de esta gesta un proceso ejemplar, en la que el nombre de la DC salga fortalecido. Y así está ocurriendo, ya que vivimos un periodo de mucho escuchar y proponer, para que así las mujeres y hombres elijan mediante su participación a la mejor persona para encabezar esta nueva etapa. Humildemente, pretendo contar con la confianza de mis camaradas.
Unidad en la centroizquierda
-¿Cree en una gran primaria presidencial de la oposición, más allá de Unidad Constituyente?
-Soy una convencida de que si la centroizquierda actúa con grandeza, consciente de los puntos que la unen y de aquellos que la tensionan, es un actor llamado a encabezar las transformaciones que clama el país. Debemos entender que en la elección de constituyentes se juega el futuro de los próximos 50 años y de una voluntad ciudadana nunca antes vista, que quiere cambios reales y concretos.
Eso debemos tenerlo claro, porque no tenemos derecho a que el anhelo ciudadano de una nueva Constitución, se desvanezca por peleas chicas y egos grandes. Estamos moralmente obligados a la unidad, si es que de verdad queremos una carta magna centrada en los derechos de las personas y no en los privilegios de unos pocos.
-¿Ve unidad en la centroizquierda en elecciones para alcaldes, gobernadores y constituyentes?
-Este gobierno ha sido menos que malo. Y sin embargo, tiene una alta probabilidad de entregar la banda a uno de los suyos ¿Por qué? Porque aunque malo, la derecha se une con todas sus divisiones tras un proyecto común. Yo esperaría grandeza para ceder, para entender que nadie es dueño de la demanda social y que más que discutir sobre quien mejor interpreta el movimiento social, debiéramos ver como satisfacemos sus demandas. No más vueltas, brindemos soluciones, no discusiones sin sentido. Y si no somos capaces de unirnos, estamos entregando en bandeja, con papel y cinta de regalo un segundo gobierno a la coalición que hoy gobierna y ya vemos lo que pasa en Chile cuando este sector está en el poder. De verdad, ¡El llamado no es otro que a unidad!
-¿Cuáles son las prioridades que tendría para el país y propuestas de resultar electa presidenta?
-Chile tiene una desigualdad estructural que fue el caldo de cultivo perfecto para el estallido social. Por ejemplo, en el Índice de Desarrollo Humano (IDH) la Región Metropolitana cuenta con uno comparable a Italia (28º del mundo), mientras Maule y Araucanía, los más bajos de Chile, a Georgia (70º del mundo).
Si lo llevamos a ingresos, la Región de Antofagasta cuenta con un ingreso per cápita PPA comparable a Hong Kong (8º del mundo), mientras La Araucanía, tiene el más bajo de Chile y similar a Filipinas (112º del mundo).
Tenemos brechas profundas entre regiones e incluso dentro de éstas, respecto a acceso y calidad de servicios, competitividad y niveles de pobreza. Estrechar estas brechas es clave para el futuro de Chile.
-¿Cómo se combate dicha desigualdad?
-Uno de nuestros propósitos será terminar con la concentración del poder, que ha permitido esta desigualdad obscena que no permite crear, innovar ni competir! También debemos enfrentar el centralismo. Chile es el país más centralizado de América Latina y la OCDE, en relación al tamaño de su población, territorio y economía.
El 40% de los habitantes viven en la Región Metropolitana; el 50% de la energía, alimentos y recursos producidos por el país, se consumen en la RM. Apenas el 15% de los recursos fiscales, son ejecutados desde los niveles locales y regionales (Promedio OCDE, 50%) y el 47% del Producto Interno Bruto de Chile es producido en la RM. ¿Qué queda para el resto?
-¿Podemos tener desarrollo humano sostenible, con tales niveles de centralismo y desigualdad?
-No. Y seguiremos teniendo estallidos si no enfrentamos esta realidad. Y debemos hacerlo desde el crecimiento económico para financiar los cambios que Chile necesita. Desde una economía basada en las personas con empleos y pensiones dignas, con educación y salud como derechos y desde la sostenibilidad, pues sin ella no tendremos ni crecimiento económico ni desarrollo social.
Por eso, nosotros hablamos de la revolución en dignidad, revolución que se sustenta en cuatro ejes clave:
1.- Reconstrucción económica y social.
2.- Igualdad y equidad.
3.- Seguridad, paz y poder transformador de los barrios.
4.- Beneficios sociales garantizados.
Proceso constituyente
-¿Qué expectativas tiene del proceso constituyente en materia de derechos sociales y descentralización?
-En la medida que tengamos unidad de la centroizquierda, mis expectativas son altas. No podemos no escuchar a la ciudadanía, que se cansó de esperar por una operación o que quedó endeudada de por vida por ejercer su derecho a estudiar. La figura del Estado subsidiario debe desaparecer y dar paso a un Estado sabio, que dé espacio a la iniciativa privada, pero que garantiza derechos sociales básicos como salud, educación o vivienda.
Pero ello va a ocurrir, sólo si tenemos unidad. Sobre la descentralización, veo un mayor consenso. Debemos entregar herramientas que consoliden el proceso que no termina, sino que comienza con la elección de los Gobernadores regionales.
-La nueva constitución podría abordar la descentralización...
-Espero de verdad que la nueva constitución abra las puertas para se consolide una visión de desarrollo que nace desde las regiones y sus particularidades, no desde una oficina en Santiago. De verdad, duele este menosprecio por las capacidades y potencialidades de la provincia. Y lo dice alguien que es mujer de región y senadora de región.
-Por último, ¿Ve con pesimismo u optimismo el futuro de Chile en y post pandemia, en medio de elecciones y el proceso constituyente en curso?
-No se nos vienen tiempos fáciles. Nadie puede estar tranquilo con lo que vive el país y las terribles consecuencias que está teniendo sobre nuestra gente, sobre todo la más vulnerada. La pandemia expuso nuestras miserias como país y en muchos temas nos hizo tocar fondo, pero pese a ello, creo que estamos en el momento preciso para transformarlo y darle un mejor futuro. La gente está más empoderada, menos tolerante al ejercicio político sin sentido ni destino. Nos está exigiendo más y eso son buenas noticias. Por años, la gente se desentendió de la política y hoy pagamos las consecuencias, pero creo que se aprendió la lección y hoy nos van a exigir y medir con mayor celo. Y como soy una senadora que trabaja y seré una presidenta que trabaja a full, vamos a resintonizar con esta ciudadanía. No más vueltas, llegó la hora de avanzar por la Revolución de la Dignidad!//ELF
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