En La Fontana publicamos discurso del Presidente Nacional de la Democracia Cristiana (DC), Alberto Undurraga, en Junta Nacional de hoy 12 de noviembre de 2022.
"Estimadas y estimados camaradas:
Asumo la presidencia del partido con plena conciencia del honor que se me hace y de la responsabilidad que adquiero.
Las tareas que tenemos por delante son inmensas. Superan con mucho lo que una persona aislada puede hacer. No asumiría esta responsabilidad si no fuera por la certeza de compartir con ustedes el mismo amor por nuestro partido y el mismo sentido del deber heredado de nuestros líderes. A nuestros fundadores no solo hay que admirarlos, hay que imitarlos, si lo hacemos vamos por camino seguro.
Hemos atravesado y estamos atravesando por prolongadas turbulencias, producto de una seria crisis con varias dimensiones: administrativa, política, pero sobre todo de identidad, de convivencia y falta de propuestas compartidas, lo cual ha generado desafectos y muchos conflictos.
Lo que esta crisis nos ha enseñado es que debemos reaprender a procesar nuestras diferencias sin dejar de poner por delante los puntos de común acuerdo. Nos ha enseñado que nuestras propuestas se pierden cuando nos peleamos entre nosotros y dejamos que otros le hablen al país.
Hemos aprendido que, así como la desconfianza se cultiva y se puede llegar a tener peleas irreconciliables, así también la confianza se cultiva y los reencuentros parten por el respeto mutuo.
Sin embargo, estoy profundamente convencido de que juntos podemos salir de la crisis y juntos, todas y todos nosotros, vamos a darle una oportunidad al PDC para seguir sirviendo a Chile.
Lo que nos debemos proponer en conjunto es superar la crisis múltiple que vivimos. Tengo la profunda convicción de que nuestra tarea no es superior a nuestras fuerzas cuando actuamos con coherencia y convicción.
Lo que me propongo, junto a la Directiva Nacional, es reanudar nuestra permanente vocación por el diálogo y el entendimiento.
Primera tarea: Re construir una sana convivencia
Mi primer propósito es trabajar por recuperar la convivencia interna y que todas y todos los camaradas puedan ver en el PDC una comunidad en que cada militante y simpatizante se sienta reflejado y reflejada en un mismo mensaje nítido de transformaciones sociales con responsabilidad. La tarea es que se reconozcan y valoren las diferencias para la construcción del alma común que nos une.
Todos las y los demócratas cristianos tenemos una obligación: darle una oportunidad de resurgimiento a la Democracia Cristiana. Cuando entramos como militantes juramos, comprometiéndonos a tratar a los demás y a ser tratados como camaradas. Tenemos que ser fieles a ese juramento.
A la Democracia Cristiana no se le dice lo que hay que hacer. Se resuelve en conjunto lo que decidimos realizar. Por eso me propongo darme la oportunidad de conversar con los militantes y dirigentes de cada una de las regiones del país.
Necesitamos volver a vernos y escucharnos. Recuperar la convivencia interna no es una tarea más. Es el punto de partida para cualquier cosa que nos propongamos.
Ya hace algunos días tuve la oportunidad de reunirme con muchos de nuestros concejales y concejalas en Osorno, en el marco del Congreso Anual de Concejales de Chile, donde estuve también con los camaradas alcalde de Osorno Emeterio Carrillo y de La Granja y ex presidente nacional, Felipe Delpin, junto a los Vicepresidentes Diputado Héctor Barría y Diputada Joanna Pérez.
He renovado mi convicción de que, cuando nos comportamos con fraternidad, nuestros problemas no son más grandes que el partido.
La Democracia Cristiana sólo existe como comunidad, que se reconoce compartiendo y tratando de vivir los mismos valores y practicando el mismo respeto mutuo.
La Democracia Cristiana es un partido que ha sabido convivir con sus diferencias. El debate interno ha permitido tomar decisiones más sólidas y decantadas. Pero las opiniones no son almas. Se trata de un alma común.
Lo que todos los demócratas cristianos queremos es recuperar nuestra alma común, que no es otra cosa que la comunidad fraterna que siempre hemos sido. Cuando decidimos entrar a militar, resolvimos entrar a un partido, no a un segmento del partido. En cada debate podemos tener distintas opiniones, pero más importante que las opiniones particulares es la causa común.
Con cariño y respeto, todo el debate que se quiera, nada con intransigencia y sectarismo. Con fraternidad, la pluralidad interna de opiniones es una riqueza.
La Democracia Cristiana ha de ser un partido fiel a sus principios y a su objetivo central. Queremos construir comunidades fraternas de personas dignas y respetadas. Es lo que debe ser el partido. Nos proponemos unir a Chile para tener un país más justo y libre. Para eso el partido debe estar unido primero.
Segunda tarea: construir propuestas de amplio respaldo
Un segundo desafío es abordar nuestro “Congreso DC, Raíces, Comunidad y Esperanza” y tomar las definiciones fundamentales en un plazo breve, es decir, antes de que termine el primer semestre del próximo año.
Tenemos mucho tiempo para ponernos de acuerdo en los detalles, pero tenemos poco tiempo para definir las líneas centrales de un proyecto DC para Chile. Vamos a pronunciarnos respecto de los principales temas presentes en nuestro país, en los desafíos políticos, sociales, económicos y culturales de nuestra sociedad, y vamos a defender una misma posición en lo sustantivo.
Reafirmo mi convicción de que el PDC es un partido que nació para transformaciones sociales y económicas profundas, planteadas con responsabilidad y pensadas para perdurar.
Ponemos en el centro a la persona humana por sobre cualquier ideología y fomentamos la colaboración y la comunidad por sobre el individualismo. Impulsamos la justicia social y al mismo tiempo el desarrollo económico.
Proponemos la paridad en nuestra sociedad. Queremos dignificar el trabajo y defendemos a las y los trabajadores. Creemos en la iniciativa privada y en el rol del Estado en el marco de una Economía Social de Mercado. Impulsamos la descentralización, lo que es reconocido en Chile al ser el principal partido en alcaldes(as) y concejales(as). Creemos en la gradualidad para hacer posibles las transformaciones sociales. Tenemos un firme compromiso con la protección ambiental.
Lo que nuestro congreso hará es aterrizar al Chile de hoy los más exigentes y posibles avances en todas estas materias y otras que sean parte del debate para hacerlos realidad en los próximos años.
Tercera tarea: modernizar nuestro instrumento partidario
En el mismo orden, y en los mismos plazos, tenemos el desafío de modernizar nuestro instrumento partidario, nuestro partido. Ello implica abordar aspectos relativos a nuestra orgánica, a aspectos patrimoniales y de comunicación efectiva con la ciudadanía. También implica reflexionar acerca de la validez o modificaciones que requiere nuestro instrumento tal como lo conocemos hoy.
La crisis es de identidad, convivencia, política y administrativa. Pero nuestro instrumento partidario también requiere ser reflexionado, entre todos nosotros y con toda la militancia.
Contamos con menos recursos financieros y no podemos desperdiciarlos. Se hace necesario contar con un plan administrativo y aplicarlo con rigurosidad. Siempre será necesario ordenar la casa y vivir con lo que se tiene. Iremos dando cuenta próximamente de nuestras acciones al respecto.
Cuarta tarea: construir una alternativa electoral solvente
En lo electoral, debemos reforzar el trabajo iniciado con miras a las próximas elecciones municipales y regionales, y ratificar desde ya a nuestros candidatos y candidatas que van a la reelección y asimismo definir candidaturas con criterios electorales y de unidad interna.
El partido siempre termina ratificando a sus lideres comunales que están en condiciones de repostularse. Ahora necesitamos actuar con mucha anticipación.
Me propongo algo muy sencillo: empezar ratificando a los camaradas que estén dispuestos a repostularse. Estoy seguro de que esta propuesta de sentido común será ratificada por nuestro Junta y Consejo.
Hay que tener candidatos y candidatas, y el apoyo partidario a cada uno de ellos y ellas, conformar listas competitivas y para ello buscar socios. Es mi tarea, la de la directiva trabajar en todos estos aspectos, así como la delos distintos comités y comisiones que en conjunto con el Consejo definamos para ello.
Por cierto, estaremos atentos respecto del proceso constituyente, para preparar la estrategia en función de lo que se defina en el acuerdo nacional en que participamos.
No nos vamos a aislar ni dejaremos que nos aíslen. Para eso hay que empezar a trabajar desde ahora, partiendo por cuidar todos los liderazgos sin ninguna excepción.
Quinta tarea: reconstruir la presencia DC en el debate nacional
En el corto plazo, tenemos que trabajar para tener posición única en los temas urgentes y de mayor preocupación ciudadana, como son propuestas de seguridad y recuperación económica, en reforma tributaria y de pensiones y en el nuevo proceso constitucional, entre otras materias que están en la agenda actual, y donde participan destacados y destacadas camaradas.
Sexta tarea: poner a la DC en la construcción de una mayoría política
Para tener vigencia, la Democracia Cristiana no tiene que renunciar a nada. Al revés, tiene que recurrir a lo mejor del partido.
Chile necesita construir una alternativa de gobierno sólida y constructiva frente a la derecha y la izquierda radicales. Es lo que siempre hemos sabido hacer. Chile salió de la dictadura con la Democracia Cristiana en Concertación. Me propongo que el partido siga el ejemplo de Patricio Aylwin, Gabriel Valdés, Eduardo Frei Ruiz Tagle, Andrés Zaldívar, Carmen Frei, Manuel Bustos, María Rozas, Rodolfo Seguel y tantos otros que fueron actores claves y relevantes en ese proceso. Asimismo, en el pasado los ejemplos de Frei Montalva, Tomic y Leighton y tantos otros que los precedieron.
Mientras más fuerte sea la DC más posible es congregar a una mayoría que le entregue a Chile gobernabilidad y justicia. Por ello debemos construir junto a otras fuerzas políticas afines acuerdos y mayorías, por cierto para las próximas elecciones, pero por sobre todo, para contribuir desde ahí al desarrollo de un Chile más justo y con mayor bienestar para todas y todos.
Séptima tarea: decidir con autonomía y actuar en consecuencia
Ya la Democracia Cristiana ha fijado su posición respecto del gobierno de Gabriel Boric al inicio de su período: “El PDC no se propone ingresar al futuro gobierno y colaborará con todo lo que le haga bien a Chile”.
Lo que decide y opina el PDC lo deciden sus órganos regulares, buscando ser los primeros en definirnos, sin esperar las decisiones de gobierno. Cuando coincidimos, apoyamos, y cuando diferimos también sabremos decirlo. Siempre con altura de miras, siempre pensando en el bien común y siempre orientándonos por nuestros principios y valores.
Esta Junta Nacional, mis queridos y queridas camaradas, está convocada para dar inicio al reordenamiento partidario, así como para reanudar la tradicional discusión política. Espero que el espíritu de recuperación de la crisis que anima a la inmensa mayoría de los camaradas se exprese en la discusión y en los acuerdos que tomemos.
Estimados y estimadas camaradas:
Tenemos tareas que cumplir (eso es la Política), tenemos el corazón conmovido por todo lo que nos ha ocurrido (eso es nuestro Espíritu). No somos pura razón, también tenemos sentimientos. Y si estamos aquí es porque sabemos conmovernos.
Los que nos mantiene de pie, después de todo lo que nos ha tocado vivir, es porque amamos profundamente a nuestro partido y el humanismo cristiano. Estamos orgullosos de su historia, honramos nuestras grandes figuras, guardamos como un tesoro el recuerdo de los que partieron, cuando queremos traer a nuestra mente nuestros grandes ideales pensamos en una flecha roja en una bandera azul, nos duele el alma nuestras peleas y divisiones.
¿Quiénes somos nosotros? Nosotros somos aquellos para quienes estas luchas, estos héroes y heroínas, estos ideales y estos sueños tienen sentido. Solo de nosotros depende que esta historia continue. Tenemos una antorcha digna que pasar a nuevas generaciones. Y lo podemos hacer.
Yo no les pido que confíen en mí, ni siquiera les pido que confíen en todos y todas aquellos que nos tocar servir desde la conducción del partido. Lo que les pido es que confíen en ustedes mismos y en lo que cada uno puede lograr cuando saca a relucir lo mejor de lo nuestro en comunidad. Se los pido de corazón.
Yo soy creyente, pero ahora no espero un milagro. Lo único que pido, lo único que espero, a lo único que los convoco es a que pongamos, nuevamente, a la Democracia Cristiana de pie, y lo hagamos con la mayor unidad posible.
Muchas gracias. //ELF
🔴VER DISCURSO EN PDF👇
Interacciones con los lectores