Por Ernesto Moreno
(Con respeto, pero con franqueza)
Se ha dado a conocer una carta de ex presidentes nacionales del PDC, en que se propone que el partido acuerde libertad de acción ante el próximo plebiscito de septiembre.
Me permito entregar algunos comentarios y reflexiones sobre dicho texto, de manera que quienes han leído su contenido puedan, simplemente, tener otra opinión sobre la tesis central que suscriben los ex dirigentes nacionales y así enriquecer un debate que, claramente, la carta ha instalado.
Me parece un planteamiento delicado y con severas complicaciones doctrinales y políticas que, además, evidencia algunas contradicciones y/o vacíos no menores para un tema de tanta importancia.
Se reconoce que “el proceso iniciado en noviembre del 2019, apoyado por la mayoría de las fuerzas políticas puso de relieve la necesidad de cambios legales y constitucionales”, sin embargo, frente a la posibilidad de que ello ocurra, lo que sin duda está posibilitado por la actual propuesta de la convención Constitucional y sin mediar ningún argumento que inhabilite en lo esencial el contenido al respecto, simplemente se opta por la libertad de acción.
Se dice que “el desafío que representa la propuesta de la convención constitucional requiere un estudio profundo y riguroso de nuestra historia, de nuestra visión de Chile, del sistema político, de las formas de gobierno y de los deberes y derechos de los ciudadanos”. ¿Hay que entender, y lo digo con el mayor respeto y sin ironía, que para votar en el próximo plebiscito hay que haber tenido formación de tal o cual nivel de conocimientos de manera de responder “el desafío que representa la propuesta de la convención constitucional”?
¿No está teniendo la ciudadanía la oportunidad, que se acrecentará los próximos meses, de acceder a una información importante de sus contenidos, lo que se ha estado haciendo aún más fácil gracias a textos pedagógicos y explicativos que circulan y a las intervenciones de diferentes personas en los medios de comunicación? Una votación trasparente e informada de toda la ciudadanía, y no solo de especialistas y expertos, está absolutamente posibilitada en el próximo evento plebiscitario
Se agrega que en la medida que se cumpla con este requerimiento de estudio profundo y riguroso en las materias ya citadas, se va a tener la posibilidad de “avanzar en la concreción de un Estado Social y Democrático de Derecho que recoja las legítimas demandas de la ciudadanía de manera coherente, efectiva y eficiente”. Nuevamente surge lo paradojal del escrito de los ex presidentes que nos lleva a preguntarnos ¿no plasma y define la propuesta de nueva Constitución, después de largo tiempo, precisamente un Estado Social y Democrático de Derechos que supera un discutible concepto de Estado subsidiario que tantas experiencias dolorosas trajo a los más necesitados de nuestra sociedad y que contrarió durante años nuestro concepto de bien común?.
En íntima relación con estos contrasentidos del texto uno se pregunta, dado que los ex presidentes asumen la necesidad de cambios en el país, el establecimiento de un Estado Democrático y Social de Derechos, una preocupación por el presente y futuro de los pueblos originarios, mayor justicia social, entre otros, y considerando que el nuevo texto constitucional claramente se refiere, incorpora o posibilita la implementación de cada uno de ellos, ¿será la conclusión que más bien los autores de la carta, legítimamente por cierto, no están de acuerdo con la manera que el texto redactado por la Convención Constitucional analiza, vincula y/o define dichos componentes, en cuyo caso y por lo tanto, lo que cabe es recomendar y optar por el rechazo y no por la libertad de acción.?
Afirmo lo anterior, porque en el momento que vive nuestro país, dadas las expectativas de mucha gente y sin olvidar la génesis del proceso constituyente vinculada significativamente al movimiento social de octubre del 2019 y sus implicancias, el pronunciarse por omitir y/o soslayar una opción clara y fundada a cambio de un “laissez-faire”, deviene en una apuesta política arriesgada y algo descomprometida, a la vez que nadie puede desconocer, menos las inteligentes y excelentes personas que firman el documento, que muchas veces una opción por abstenerse, votar en blanco o libertad de acción, adquiere una significación comunicacional que claramente debilita la opción más comprometida y asertiva en relación con lo que se plebiscita.
Discrepo absolutamente de que la libertad de acción “nos evitará problemas”, como se señala en el escrito. Por el contrario, tiendo a pensar que, bajo el expediente de una aparente “prudencia y cordura”, el PDC como organización y en los hechos, nuevamente aparecerá titubeando, mirando para el lado y en un lavado de manos muy poco estético e incoherente con lo que nos define como partido. Ello no será percibido como un hecho político inocuo o pasajero por el país.
En efecto, habida consideración de nuestro marco doctrinal e ideológico, a la luz de los contenidos definitivos del texto propuesto como nueva Constitución, sin olvidar la génesis de este proceso ligada a muchas esperanzas de la gente y en el momento histórico inédito que vive Chile, un acuerdo que no defina un pronunciamiento, cualquiera sea este, ante una alternativa que es clara e inequívoca, constituiría un episodio trágico en nuestra historia partidaria.
Trágico para un partido que se funda en convicciones que lo mandatan ante decisiones en momentos trascendentales y trágico por la evaluación que de ello haría el pueblo de Chile. //ELF