En La Fontana conversamos con el sociólogo, camarada DC, runners aficionado y magíster en políticas públicas, Sixto Carrasco, para analizar el escenario que se abre, luego de que el En Contra ganara la elección del plebiscito de salida de ayer, con el casi 56% de los votos.
En nuestro medio, el experto analiza la división, la polarización y segregación que se mantiene, al parecer, a la luz los resultados de comicios desarrollados ayer en Chile.
-¿Por qué cree que la sociedad chilena está tan polarizada?, ¿Esto lo aprecia desde octubre de 2019 o de antes?
-Sí, efectivamente, es posible dar cuenta de una polarización. Y diría que existen varias dimensiones del fenómeno. En primer lugar, la desigual distribución del ingreso. Segundo, la polarización social entendida como conjunto de grupos humanos, personas y hogares, que tienen una alta heterogeneidad entre sí, pero cada uno con homogeneidad interna. Por ejemplo, desde el punto de vista del capital cultural, acceso a salud de calidad, servicios, etc. En tercer lugar, un alto grado de desigualdad socioterritorial, por ejemplo, la esperanza de vida en Vitacura es 11 años más que en La Pintana. Estos son fenómenos históricos y socioculturales, que, por supuesto, anteceden al estallido social de octubre de 2019.
-¿Y cómo se manifiesta esta polarización?
-La polarización política se aprecia, más bien, en relación con la crisis del centro político, a la dicotomía clásica izquierda-derecha, y hay que agregar pueblo-élite, radicalizados-moderados. El punto es que muchos ciudadanos se autodefinen como de centro, pero están huérfanos de una expresión política que los represente.
-¿Esto es culpa de la clase política y los partidos o también tiene culpa la elite económica de Chile?
-Más que de culpa, prefiero hablar de las responsabilidades de los actores sociales, económicos y políticos. Creo que ha faltado una mirada de largo plazo y no centrada en las ganancias de corto plazo. Hace ya 18 años un empresario de la élite, expresidente de la SOFOFA dijo: “Chile no va a cambiar, mientras las elites no suelten la teta”. Lo anterior, a la concentración del poder económico y también político, con un alto grado de desconexión respecto de las necesidades de la ciudadanía. Esto, básicamente, no ha cambiado, es decir, el patrón de desigualdad socioeconómica y el malestar subjetivo de la población, expresado como irritación, estallido, o los problemas de salud mental de la población, se mantienen.
-¿Usted cree que esta polarización podría derivar en un nuevo estallido social?
-Sin duda, tal vez expresado de otras formas, pero es la sociedad que se manifiesta. Esto puede tener expresiones callejeras, movilizaciones, pero también lo que podríamos llamar el estallido silencioso, que se manifiesta en los problemas de salud mental de la población, y en el extremo, el suicidio.
-¿La reducción de las desigualdades sociales podría incidir en que se reduzca esta polarización?
-No cabe duda de que si las y los ciudadanos tuvieran más acceso a espacios públicos, buenos servicios y la capacidad de incidir en la cosa pública sería posible reducir la polarización en Chile. La polarización política, en tanto, va un poco por otro carril, puesto que se requieren cambios al sistema político, mayor incidencia de la ciudadanía y el surgimiento de un centro político con capacidad de representación.
-Luego del plebiscito de salida, ¿Cómo analiza el escenario que se viene en Chile?
-El resultado del un triunfo de la opción “En Contra”, nos dice que la ciudadanía no quiere un juego de “todo o nada”, parece existir más sabiduría en la ciudadanía de la cual las élites políticas carecen, vale decir, existe una interpelación ciudadana, para avanzar en grandes acuerdos (…) Diría que se requieren tres grandes acuerdos, un acuerdo por el crecimiento económico, un acuerdo por el orden público y la seguridad ciudadana y un acuerdo por los derechos sociales, trabajo, vivienda, salud y educación. Es difícil, si sin duda, pero es el rol que tienen que jugar los liderazgos y la elite política, a eso están convocados. //ELF