Por Daniel Stingo
Abogado y convencional
Debe ser terrible para ellos y ellas. Durante un año trabajan en un lugar que les desagrada. Debe ser triste tener que ir diariamente a ese espacio, no a construir con otros, sino que a destruir. Tener como misión, durante doce meses, que el proyecto al cual dedicas más de diez horas diarias, fracase. Deben volver a sus casas molestos, irritados. Sus cercanos les deben alentar: “Lo estás haciendo por Chile”. Pero saben que no lo están haciendo por Chile.
Puede que estas reflexiones a algunos les resulten de perogrullo. Las manifiesto porque a mí me ayudan a ordenar mi mente y puede que hagan sentido a más de una persona.
Hoy vemos en la Convención Constitucional (CC), que algunos de sus miembros sorpresivamente han tomado partido por posiciones del Rechazo con bastante antelación al cierre del proceso. Faltan muchos temas por discutirse y no han sido aprobadas ni un tercio de los artículos finales.
Obviamente, no me refiero a convencionales como Marinovic, Montealegre, Arrau, Cantuarias, Hubbe, Hurtado o Cretton, que desde que pisaron el edificio del ex Congreso venían con la misión de hacer fracasar el proceso, obstaculizar al máximo la tarea y buscar el Rechazo de salida.
Igual debe ser terrible para ellos y ellas. Y no es que tenga la más mínima empatía con aquellos convencionales, pero debe ser penoso. Un año de la vida. Durante un año trabajan en un lugar que les desagrada. Debe ser triste tener que ir diariamente a ese espacio, ya sea de forma presencial o vía remota, no a construir con otros, sino que a destruir. Tener como misión, durante doce meses, que el proyecto al cual dedicas más de diez horas diarias, fracase. Debe ser tremendo. Deben volver a sus casas molestos, irritados. Sus cercanos les deben alentar: “Lo estás haciendo por Chile”. Pero saben que no lo están haciendo por Chile. Buscan un resultado que es absolutamente incierto y muy probablemente adverso. Si gana el Apruebo, habrán entregado un año de sus vidas en una empresa que odian. Horas de sueño y estudio para nada. Debe ser irritante. Y lo peor, buscaron estar ahí. Hicieron campaña para ello.
Entonces comienzas a manifestar ese fastidio. Ya no aguantas. Tienes fantasías sexuales con un zapato (pueden buscar el discurso de esa convencional). Ofendes a diestra y siniestra… Bueno, solo a la siniestra. Y descalificas a todos y a todas las que presentan iniciativas, indicaciones y normas que te parecen aberrantes para tus intereses.
Les cuento que comenzaron a dejar de ir, poco a poco, a ese viejo edificio. Para algo que sirva la tecnología. Algunos van, se mandan su diatriba y se van. Supongo que para no tener que soportar a los indígenas, a los comunistas, a los pueblos y a los locos por el agua.
En fin, volviendo al punto central, decía que algunos convencionales están tomando prematuramente partido por el Rechazo, y yo creo que es porque se frustraron y no pudieron sobreponerse. Todos los que llegamos a la CC vinimos con alguna idea de lo que sería el proceso, con el rol que cumpliríamos y con la Constitución que queríamos redactar. Durante el proceso que hemos ido viviendo, todos y todas nos hemos frustrado, ya sea porque se rechaza una norma que creíamos importante de aprobar o porque no resulta una negociación. Nos enojamos porque no logramos que una indicación sea acogida por la comisión o por el Pleno, o nos apenamos porque alguna norma quedó en el camino. Frente a estas desilusiones, no menores por cierto, algunos logran sobreponerse, adaptarse y volver a la cancha. Otros se ofuscan y deciden botar por la borda sus ilusiones. Eso está pasando con un grupo de convencionales. Se dejaron llevar por la rabia y por la negación.
Esto tiene varias razones y quisiera plantear algunas que pueden explicar unas y otras conductas. Creo que, además de las experiencias personales, capacidad de adaptación y cierta flexibilidad, importa si estás trabajando dentro de un grupo que te acompaña o estás bregando solo. Los colectivos o bancadas no tienen solo un papel político. Los compañeros y compañeras te ayudan a ver tus errores, te apañan, te ayudan a bajar las expectativas, a subir el espíritu, te muestran visiones distintas a la tuya, etcétera.
En mi modesta opinión, algunos convencionales de la ex Concertación y de centro derecha no han tenido la suficiente compañía, por un lado, y sabiduría, por el otro, como para asimilar los fracasos y realizar el aprendizaje necesario. Entre otras cosas, no consiguieron entender que no son los líderes que creyeron ser; que se debe negociar con aquellos que piensan similar pero no igual; que las diferencias son útiles; no pudieron sobreponerse a la frustración de no ser considerados como pretendían y a que, en definitiva, no tienen la verdad absoluta y que esta se reparte entre muchas personas y grupos sociales y políticos. No lograron entender que debían ceder más de a lo que estaban dispuestos inicialmente, si realmente querían hacer una Constitución para la mayoría de los chilenos.
Por cierto que este aprendizaje es para los 154 que estamos en esta maravillosa tarea. Algunos pudimos entenderlo y otros no. Depende de ellos todavía si realmente serán un aporte y cómo pasarán a la historia. //ELF
*Columna publicada en: LaVozDeLosQueSobran.cl
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