La Convención Constituyente está llegando a su recta final y ya comienza a tomar forma el borrador definitivo para la nueva Constitución, con 265 artículos aprobados hasta el momento. Texto que deber ser ratificado por la ciudadanía en Plebiscito de Salida del 04 de septiembre.
Debe ganar la opción Apruebo para que sea válida como nueva carta fundamental de Chile, dejando atrás la de 1980. Pero si gana el Rechazo se mantendría vigente la que nos rige hoy. No existiría la posibilidad de otra Convención. Al menos, no se avizora en el corto plazo.
Con el fin de conocer su visión sobre lo que ocurre en el proceso constituyente, con una mirada desde dentro, y con sus posiciones bien marcadas (Va por el Apruebo), conversamos En La Fontana con la actriz y convencional, Malucha Pinto.
—¿Cómo evalúa hasta el momento el resultado parcial de la Convención Constitucional?
-Hace unos días me dediqué a leer, una por una, las normas aprobadas. Con mucha emoción constaté que ya hay un cuerpo, una estructura, un conjunto de propuestas constitucionales que van conformando un sistema que se teje lentamente y abre las puertas a un nuevo Chile. El camino de la Convención lo hemos recorrido, desde nuestra esplendida diversidad, de manera consciente, comprometida y con inmensa convicción. Hemos superado un sin número de inconvenientes que han surgido fruto de estar transitando un proceso inédito, nuevo, histórico, en un país en plena metamorfosis con un gobierno que fue indiferente y dispuesto a obstaculizar lo que aquí estaba ocurriendo.
-¿Han podido concretar acuerdos entre las distintas fuerzas políticas?
-Este ha sido un verdadero laboratorio político, también podría llamarlo, “laboratorio de la esperanza”. Este proceso viene a hacerse cargo de profundas transformaciones, de otro Chile, un Chile históricamente invisibilizado, que emerge y busca su cauce y su forma. En el camino hemos cometido errores, sin lugar a dudas. Sin embrago me parece que estamos cumpliendo el objetivo de presentar un proyecto de nueva Constitución a Chile. Esta propuesta se gesta de manera participativa, más horizontal que nunca y destraba, mejora, profundiza la democracia abriendo la posibilidad de consagrar y garantizar derechos fundamentales y proponer nuevas instituciones al país. Sin duda que esperamos que el resultado del trabajo de estos meses sea compartido por la gente, que vayamos despejando dudas y noticias mañosamente falsas y que eso signifique el triunfo en el plebiscito de salida.
-¿Con la prórroga por 3 meses más el trabajo de la Convención, eso asegura un resultado de más calidad respecto del texto constituyente?
-Es importante dejar en claro que los 3 meses de prórroga del trabajo de la Convención eran parte de las reglas iniciales de este proceso. No ha existido una solicitud acordada por el Pleno para tener más tiempo que el originalmente otorgado, ni tampoco hay un proyecto de reforma presentado desde los poderes constituidos. Dicho esto, a esta altura del proceso, en que ya estamos finalizando el trabajo de las comisiones temáticas y donde el Pleno ha zanjado las propuestas que irán al borrador, no pareciera tener sentido extender el tiempo de funcionamiento, a menos que se le quisiera dar mayores facultades a la comisión de armonización -lo que no es sinónimo de mejor calidad necesariamente. Aclarar que no he escuchado propuestas en este sentido.
-¿Usted como convencional está por un Congreso Unicameral con un presidencialismo atenuado o apoya otro tipo de sistema político?
-Creo que es un debate complejo, que no se resuelve con una u otra mirada imponiéndose sobre la mesa, ni con fórmulas académicas puras. En este momento, lo que necesitamos de la comisión de sistema político, es una propuesta que tenga sentido, sea sencilla y funcione, porque así como los derechos fundamentales son el corazón de una Constitución, el funcionamiento del gobierno es el cerebro. La actual propuesta todavía está en construcción y esperamos que, finalmente, cumpla con lo que todos los chilenos y todas las chilenas han pedido: Más democracia, un país que se construya de abajo hacia arriba, más participación en el ejercicio del poder.
-¿Qué piensa de voces que hablan de que en plebiscito de salida exista una tercera vía al Apruebo o Rechazo, según habría recomendado la Comisión de Venecia?
-En primer lugar, hay que aclarar que la Comisión de Venecia señaló que “es clave buscar amplios acuerdos que den cuenta de las necesidades de la población, que sancionará el texto completo en el plebiscito de salida, evitando las divisiones fruto de la imposición de intereses sectoriales por sobre los mayoritarios. Al respecto es clave el respeto a la norma de 2/3”. En ese sentido, llaman a respetar el proceso y las reglas del acuerdo de noviembre, y no innovar a tan pocas semanas del término de la Convención. En segundo lugar, las voces que hablan de una tercera opción desconocen al proceso constituyente, y parecieran más interesados en salvaguardar sus intereses que en cuidar la democracia. Hemos escuchado incluso personas que piden que el plebiscito tenga una regla superior al 50% + 1 de los votos. Dejemos que siga su curso, honremos el proceso, permitamos que se consagre lo que tanto nos ha costado realizar y escuchemos a la voz del pueblo el 4 de septiembre.
Derechos Fundamentales
-¿De qué manera se pueden conciliar los derechos sociales y esenciales que la nueva Constitución garantizaría sin perjudicar el derecho a la propiedad, en su sentido más amplio?
-Me parece que una cosa no tiene que ver con la otra. Los derechos fundamentales no pueden, por ningún motivo, afectarse en su esencia, y si ocurre un choque, hay que realizar ponderaciones que permitan que ambos sirvan para sus propósitos. La educación, la salud, la seguridad social, la vivienda, los derechos culturales, por citar algunos ejemplos, no entran en contradicción con la propiedad privada, en la medida que los primeros se entiendan como derechos sociales que el Estado garantiza. Si mantuviéramos la mirada de la Constitución del 80’, en que todo es “propietarizable”, allí tendríamos un problema serio, pero esta propuesta de nueva Constitución se ha cuidado de salvaguardar que no ocurra. Hay cosas que son parte del bien común y del buen vivir y que no deben ser un espacio de negocios.
-¿Qué rol debería jugar el Gobierno de Gabriel Boric frente a la Convención o debería mantenerse completamente al margen?
-La Convención Constitucional tiene que mirar el Chile de las siguientes décadas. Su elección fue pensada en elaborar una Carta Fundamental por sobre los intereses contingentes de gobiernos, congresistas, alcaldías y otros actores políticos, así como de empresarios, gremios y transnacionales. Por ende, el rol del gobierno del Presidente Boric es prestar el apoyo técnico, administrativo y financiero necesario para el funcionamiento de la Convención, de acuerdo a las reglas que nos dimos al inicio de este proceso, y, naturalmente, se escuchará su voz con el respeto de su magistratura, así como las de miles que nos escriben día a día.
"La educación, la salud, la seguridad social, la vivienda, los derechos culturales, por citar algunos ejemplos, no entran en contradicción con la propiedad privada, en la medida que los primeros se entiendan como derechos sociales que el Estado garantiza"
-Por último, ¿Qué espera de la nueva Constitución si gana el Apruebo en plebiscito de salida?, ¿Será esta nueva carta fundamental realmente la casa común de todos que traiga paz o podría sobre representar a algunos grupos de interés, por ejemplo, a pueblos originarios que habitan en Chile?
-¿Qué es una casa común? ¿Cómo miramos la casa? ¿A quién le abrimos la puerta? Eran miles los que vivían afuera, sin poder entrar. Soy una convencida que lo que rompe la paz es la injusticia, la exclusión y la deslegitimación del otro, la otra, como sujetos válidos y dignos, iguales. Por lo tanto, espero que sea una Constitución democrática, paritaria, ecológica, plurinacional y representativa de las múltiples miradas que tiene Chile y su espléndida diversidad. Una Constitución que abrace y de respuestas a las demandas de un pueblo que se levantó durante aquel octubre del año 2019. Una Carta Fundamental, que se haga cargo de un mundo que se transforma a una velocidad asombrosa, lo que significa que muchos temas están entrando a la arena pública y que necesitan de normas innovadoras.
-Espera una Constitución que se adapte mejor a los tiempos que nos toca vivir...
-Espero una Constitución que regule y establezca límites claros a la destrucción de la naturaleza, porque estamos en una crisis de sobrevivencia. Una Constitución que, de verdad, redistribuya el poder. Usted me pone un ejemplo, como son los pueblos originarios, que en más de 200 años de historia republicana no han tenido reconocimiento por parte del Estado y éste ha ejercido violencia en contra de estos pueblos de mil maneras monstruosas. Hoy ellos están aquí, representándose a sí mismos, y que en la nueva Constitución serán reconocidos y se elevarán los estándares consagrados por las Naciones Unidas, la UNESCO, entre otros. Pero también le puedo citar los casos del mundo de la cultura -que tendrá por primera vez derechos culturales-, de los conocimientos -que verán su trabajo reflejado en deberes del Estado-, de lo digital -que nos pondrán a la vanguardia de América Latina-, así como ocurre con las personas con discapacidad; de las mujeres; de la diversidad sexual; de los niños, niñas y adolescentes; entre otros grupos históricamente desplazados. La casa común es con todos, todas y todes, y eso estamos intentando construir. La casa común es una casa amorosa, con las puertas abiertas para lo que somos, muchos pueblos, muchos, muchas distintos y distintas. //ELF
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