Editorial
A esta hora la periodista Francisca Sandoval del Canal 3 La Victoria se debate entre la vida y la muerte. Es la evidencia más dura del clima de violencia que se ha instalado ya hace mucho tiempo en el país.
Las bandas criminales organizadas, los grupos armados, la protesta radicalizada de jóvenes secundarios, la crítica situación de salud mental que gran parte de la población vive, la sensación de impunidad y falta de justicia son parte de los múltiples factores que dan cuenta de lo que cada día vivimos en nuestros barrios y poblaciones: temor y miedo.
Cuando una sociedad entra en la espiral de la violencia en sus variadas versiones se abre un espacio oscuro e incierto donde las condiciones mínimas de convivencia se fracturan y la cohesión social se agrieta a niveles que pueden ser delicados e irreversibles. Eso nos pasa hoy. Navegamos como país en aguas turbulentas e inquietas sin certezas y con la fe perdida en el horizonte.
Lo que sucede, lo que nos sucede no es solo responsabilidad del gobierno de turno, es más profundo que eso. Lo que no quita la urgencia de quienes hoy sustentan el poder político central en tomar medidas extraordinarias ante situaciones extraordinarias. Pero también es parte del actuar de cada uno y una que conformamos este espacio social. Todos estamos llamados a tener acciones y palabras que condenen a la violencia en sus distintos niveles, desde aquello que pasa en nuestros hogares a lo que vemos en la calle o que nos enteramos por los medios de comunicación. No solo es tarea de los otros, es nuestra tarea.
Aún estamos a tiempo de detener las distintas dimensiones de la violencia que nos acechan, la política y los políticos tomando las decisiones correctas y con entereza que permitan enfrentar al narcotráfico y sus bandas, a la violencia simbólica del abuso de los más poderosos, como quienes cada día interactuamos en esta sociedad a no permitir el atropello y a acabar con la indiferencia pues lo que le paso a Francisca puede pasarnos, quiera no, a cualquiera de quienes hoy deambulamos por las calles de Chile. //ELF
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