Por Eduardo Reveco
Ayer, 5 de Junio, se celebró el Día Mundial del Medio Ambiente, programa dirigido por las Naciones Unidas (PNUMA). Celebración que cada año nos encuentra con el aumento de la destrucción de la biodiversidad y una mayor cantidad de especies desapareciendo. Esto en gran medida causado por la sobrexplotación de los recursos naturales y un manejo no sustentable de los sistemas productivos y modelo económico capitalista. Frente a esta devastación se levantan voces como la del Papa Francisco que en el año 2015 publica al encíclica Laudato Si (Alabado Seas), que nos plantea una bioética por el cuidado de la casa común y en la cual se reconoce la insensibilidad que mueve al gran capital y a las naciones más poderosas que actúan sin un sentido de Bien Común y de progreso de la humanidad, más bien guiados por la soberbia de la razón y la codicia, muy desconectados de su entorno.
Laudato Si, tal como lo hizo Rerum Novarum en otro tiempo, es un camino inspirador, un camino esperanzador para nosotras y nosotros los Demócratas Cristianos, es un grito al hombre posmoderno a que cuide, proteja y haga un buen uso de los recursos de la madre Tierra. Laudato Si, es una encíclica abierta a todas las personas de buena voluntad dispuestas a ser parte de la solución del problema del cambio climático.
*Ver columna anterior del autor: Vigencia del Bien Común
Desde nuestro pensamiento humanista cristiano comprendemos al hombre en dos dimensiones, por una parte, como misterio de interioridad y exterioridad, y por otra, como una paradoja donde lo individual y lo comunitario conforman su verdadero ser, tal como lo planteaba Emanuel Mounier en su libro la Revolución Personalista y Comunitaria. Ambas dimensiones nos enlazan a Laudato Si en la construcción del ser humano responsable de su entorno social y medio ambiental. Este es un llamado del Papa a una profunda conversión interior, una conversión ecológica, que implica dejar brotar todas las consecuencias de nuestro encuentro con Jesucristo en las relaciones con el mundo que nos rodea. Vivir la vocación de ser protectores de la obra de Dios es parte esencial de una existencia virtuosa, no consiste en algo opcional ni en un aspecto secundario de la experiencia cristiana.
Como no recordar el discurso del presidente Frei Montalva en 1965, llamando a defender los árboles, el agua y la tierra como fuente de vida, un mensaje visionario en una época en que el tema medio ambiental no era prioridad. Hoy si es prioridad y debemos actuar en consecuencia siguiendo lo planteado por el Presidente mártir y tomar con convicción el compromiso político para no permitir que se repitan casos como Dominga, la proliferación de las termo eléctricas, las zonas de sacrificio, HidroAysen, Alto Maipo, el daño a los humedales, entre muchos otros atentados medioambientales, esto es trabajar por el Bien Común (https://enlafontana.cl/vigencia-del-bien-comun/).
Este desafío de trabajo por el Bien Común no es solamente local, sino un compromiso con la humanidad y en ese contexto debemos tener una línea partidaria clara de apoyo a los acuerdos que nos permitan combatir el cambio climático. Tal como el apoyo al cumplimiento del Acuerdo de París que busca la carbono neutralidad al año 2050, siendo uno de sus objetivos centrales, el del reforzar la respuesta mundial a la amenaza del cambio climático, manteniendo el aumento de la temperatura mundial en este siglo muy por debajo de los 2 grados centígrados por encima de los niveles preindustriales y proseguir los esfuerzos para limitar aún más el aumento de la temperatura a 1,5 grados centígrados. La aplicación de este acuerdo requerirá una transformación económica y social para lo cual proporcionará un marco de apoyo financiero, técnico (tecnología) y creación de capacidad. Este cambio social y económico debe ser liderado por las y los demócratas cristianos en Chile, es una oportunidad de renovación profunda y de aportar en la justa causa de combate del cambio climático desde el principio permanente del Bien Común que nos brinda el Humanismo Cristiano. El liderazgo de nuestro partido, que de la mano de la justicia social nos mueve al desarrollo de una humanidad que viva en fraternidad e integrados virtuosamente con la madre tierra. //ELF
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