Por Eduardo Reveco
"El despertar de la conciencia cristiana a los problemas estrictamente temporales, sociales y políticos, que implica la instauración de una nueva cristiandad, ha de llevar consigo a nuestro juicio, el nacimiento de formaciones políticas y políticamente diferenciadas y de inspiración cristiana."
J. Maritain (1936)
Este caminar ha sido corto para nosotros como partido y mucho más largo y no exento de obstáculos para quienes han hecho del cristianismo su forma de vida en el proceso civilizatorio que nos dejan las enseñanzas de Jesús y a lo que le dio forma filosófica y política Agustín de Hipona, Tomás De Aquino, Jacques Maritain y Emmanuel Mounier.
Nuestro corto caminar se inició con uno de los nuestros, Bernardo Leigthon (https://enlafontana.cl/todo-comenzo-con-el-hermano-bernardo/ ), quién reunió al alero de la juventud católica a varios jóvenes que en un largo proceso de reflexión fundaron la falange nacional con el objetivo de concretar las aspiraciones de justicia social de la encíclica Rerun Novarum y las nuevas tendencias sociales nacidas como el humanismo cristiano creando el 13 de Octubre de 1935 la Falange Nacional.
La cuestión social es ahora como en esa época, lo primordial para la política. En el ámbito de la filosofía política, buscaron inspiración en la nueva corriente denominada humanismo cristiano, que había surgido en Francia a partir de las publicaciones de Maritain. Maritain, básicamente, bogaba por la aplicación política del tomismo (Tomas De Aquino) en el mundo moderno. La Falange tomó fuerza y se fue convirtiendo en un referente consistente dando paso un 28 de Julio de 1957, hace 65 años, al nacimiento del Partido Demócrata Cristiano al alero de lo que fue un concepto revolucionario acuñado por Maritain que reunía la fuerza espiritual y de convicciones del pensamiento filosófico cristiano y la mejor opción de representación política que ha conocido el hombre es su historia, la democracia. El destino del humanismo está ligado indisolublemente a la suerte de la democracia (E. Frei Montalva).
Con la Falange Nacional nace el símbolo, doctrina y modo comunitario que hoy nos representa, y que fueron adoptados por la naciente Democracia Cristiana. La flecha roja fue diseñada por Ignacio Palma simbolizando que la flecha apuntaba a la plenitud, a Dios, y que por ello debía cruzar las barreras internas (de la propia persona) y las externas (de las estructuras sociales). En lo mundano, simbolizaba una nueva vía a la justicia social que superaba las derechas e izquierdas totalitarias. Una flecha roja que simboliza una falange griega que se abre entre los obstáculos y lograr ser vanguardia, ser cambio, visionar el futuro e ir siempre adelante.
Nuestro caminar y me refiero a lo nuestro desde el aporte de generaciones tras generaciones que hemos abrazado este ideal de elevar a la persona y la comunidad a través del amor al prójimo, la fraternidad, la solidaridad, la libertad y el bien común. Este, nuestro caminar común, nos ha permitido cambiar Chile para mejor. Desde un país sumido en las desigualdades y la pobreza extrema en las décadas previas a la del 60, fuimos cambiando esta situación, primero liderando el gobierno de la revolución en libertad, liderando la lucha contra la Dictadura y luego liderando o siendo parte de los gobiernos de la Concertación y la Nueva Mayoría.
Ver columna anterior del autor: Las cooperativas de energías
Tal como tenemos la claridad de haber trasformado Chile y para hacerlo un mejor país para todas y todos, y también tenemos la claridad de que tenemos mucho que avanzar y para eso tenemos que visionar respecto de cuales van a ser nuestros desafíos en las próximas décadas. En mi humilde opinión, darnos cuenta que Chile cambió y que debemos evolucionar para estar a la altura de esta nueva realidad y ser un medio de cambios tal como lo hicimos en variadas ocasiones en el pasado. Para lograr esto debemos reconstruirnos desde las comunidades de bases comunales en donde se vive el humanismo cristiano en permanente conexión con la sociedad, es acá en donde vemos a diario los sufrimientos y esperanzas de las personas, nuestras comunidades de base son el espejo de lo que es nuestro partido y son quienes construyen los liderazgos partidarios y no al revés.
Este proceso tenemos que acompañarlo de una contundencia o espesor doctrinario alineado con definiciones de futuro que debe salir del Congreso Ideológico. Abrir los espacios para que las nuevas generaciones vayan perfilándose para representar nuestras ideas frente a la ciudadanía con foco puesto en las próximas elecciones municipales. Todo esto acompañado de una estructura que abra el espacio de manera profunda a la descentralización de la toma de decisiones, con selección de nuestras y nuestros candidatos vía primarias y sobre todo ser líderes de probidad y transparencia.
Nuestro deber es reconstruirnos y proyectar al PDC hacia el 2050, fortaleciendo nuestro ideario de Humanistas Cristianos de vanguardia, con un claro enfoque en la justicia social, el respeto al medio ambiente (https://enlafontana.cl/el-pdc-y-el-desafio-ecologico/ ) y los derechos humanos, con un relacionamiento interno centrado en la fraternidad, lo comunitario (https://enlafontana.cl/la-vigencia-de-la-vida-en-comunidad/ ) y las cooperativas (https://enlafontana.cl/la-vigencia-del-cooperativismo/ ), reconociéndonos en nuestros mártires, en nuestra historia y testimonio y desde allí renacer desde nuestras comunidades de base.
Debemos reflexionar sobre lo anterior y ver que puede hacer cada una y uno por avanzar hacia tener una Democracia Cristiana que vuelva a ser un partido líder en transformaciones que cambien el modelo de desarrollo para mejorar la calidad de vida de las hijas e hijos de Chile. //ELF
Juventud Chilena Adelante!!!
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